¿Quién iba a decir que una influencer del mundo de la moda iba a abrir un debate tan interesante?
Después de que se desatara la polémica por unas fotos colgadas en Instagram en la que se veían unos niños sudafricanos posando con unas gafas de sol que les había regalado la modelo y posteriormente una foto en la bañera cuando Ciudad del Cabo está pasando una grave sequía, foto que posteriormente retiró pidiendo disculpas, empezó una avalancha de críticas hacia esta persona.
Más allá de la opinión personal que cada uno tenga hacia ella o hacia el mundo influencer en general aquí se ha abierto una gran oportunidad de debate.
El papel del turista en los países en «vías de desarrollo» o la importancia de un turismo sostenible. Muchas de las personas que mostraban su opinión en contra de las acciones de Dulceida le reprochaban el hecho de que nos les hubiera «dado comida en lugar de gafas». Esto también es el eterno debate entre el pez o la caña. ¿Realmente hubiera sido mejor? ¿Pan para hoy y hambre para mañana? En mi opinión el problema es mucho más complejo. Si realmente Dulceida hubiera querido ayudar a esos niños o a su comunidad debería haber contactado con una ONG local después de estudiar los problemas a los que se enfrenta a diario ese país. Pero no lo hizo (o lo desconozco), porque no era su objetivo.
El hecho de publicar fotos de menores, ese ya es otro tema, y otro debate que es muy interesante también. Aunque ya hay quien empieza a hacer recomendaciones al respecto, como esta guía sobre buenas conductas, es un tema que todavía hoy es novedoso. Algo tan básico como los derechos de imagen lo tenemos muy asumido en Europa pero no tanto en África. Desconocemos si los padres estaban delante y dieron su consentimiento o si simplemente no era consciente de la comparativa. Nosotros también tenemos fotos con menores, y hasta con gafas! A muchos de ellos les encantan las fotos y al final, son niños, les hacen gracia las novedades. También os diré que son igual de felices con unas gafas que con unas libretas. La diferencia con un viaje de cooperación es que además de las gafas se comparte material escolar, mosquiteras, pozos o lo que sea que la comunidad necesite.
Pero todo este gran debate nos abre otra cuestión, debería Dulceida haber colaborado con alguna de las ONGs locales?
Pues sinceramente, no veo porque. La marca personal de esta chica no defiende un modelo socialmente ético ni medioambientalmente sostenible. Enfocada en el mundo de la moda muestra una dinámica de compra de ropa sin ningún tipo de criterio más allá del estético, ni en el ámbito de los derechos humanos en la realización de esas prendas de vestir ni en el de sostenibilidad y respeto al medioambiente. ¿Os imagináis si todos consumiéramos un volumen tan grande de productos? Por suerte, no todo el mundo lleva su estilo de vida.
Así que si la cooperación no forma parte de su marca personal (repito, de la imagen que ella quiere dar… no significa que no lo haga) ¿por que ahora le pedimos que haga donaciones de comida o se preocupe por la situación demográfica o ambiental del país?
Quizás porque es una influencer y se les presupone que deberían ser un modelo a seguir. Por esa regla de tres no debería presumir de no tener estudios y de ser adicta a la nicotina. Así que ese punto descartado.
Pero entonces, de quien es la responsabilidad?
Quizás de la empresa que escoge la influencer. Trabajar con influencers no siempre es sencillo, y lo digo por experiencia propia. No sirve cualquier persona famosa para cualquier tipo de proyecto o negocio. En este caso, era una academia de idiomas la que le pagaba el viaje a cambio de publicidad. Quizás Dulceida ha mejorado mucho en su nivel de inglés, entonces esta empresa habría escogido la influencer adecuada pero está claro que Dulceida no estaba promocionando Acción contra el hambre ni mucho menos BonDiaMon.
El turismo sostenible y responsable es el futuro que se empieza a mostrar como única vía si queremos ser partícipes de un cambio. No más reyes matando elefantes, no más bañeras en lugares de extrema sequía… Hay agencias de viajes como Viatges Taranna que trabajan en esta línea desde hace muchísimos años. También desde la asociación BonDiaMon estamos enfocados al Positive World Impact aunque aún nos queda mucho que mejorar.
En parte me alegro que haya saltado la liebre porque es un debate muy interesante, aunque creo que es necesaria una previa reflexión antes de tirar la primera piedra. ¿Realmente ha hecho algo mal? O somos nosotros los que queremos que encaje en un puzzle que no es el suyo.
Os animo a comentar y dar vuestra opinión sobre esa delgada línea entre turismo, turismo sostenible y cooperación. Y por supuesto me interesa mucho vuestra opinión sobre el mundo de los influencers.